
DIGILEC Revista Internacional de Lenguas y Culturas 46
Digilec 12 (2025), pp. 41-59
comparación con otros objetos experiencias culturales, debido a su capacidad para
conectar las respuestas afectivas y cognitivas en los seres humanos” (Simecek y
Rumbold, 2016, p. 310) y que, en la medida en que “incrementa nuestra consciencia y
refina nuestra sensibilidad” (Elliot, 1975, p. 18), nos hace plenamente humanos. Por otra
parte, la poesía es un sólido instrumento cohesionador de la sociedad, que claramente
potencia la convivialidad entre grupos y personas diversos y que puede contribuir de
manera significativa a disminuir los niveles de ansiedad social e individual (Mazza,
2018), con frecuencia multiplicados en un estado de postpandemia. Buscando el cuidado
y la convivialidad se puede potenciar el probado valor social de la poesía
(Khosravishakib, 2017; Sumpton, 2015; Rangel 2016).
Como se ha señalado antes, en España la conexión entre la ética del cuidado y la
literatura apenas se ha explorado hasta el momento. Tampoco en otros países se ha
explorado a fondo esta relación, pero cuando lo ha hecho ha sido, sobre todo, en torno al
género lírico. El valor social de la poesía y su funcionalidad como elemento de cohesión
social y herramienta terapéutica sí que han sido repetidamente testados en múltiples
entornos institucionales, sobre todo en la educación, pero también en los ámbitos
sanitarios y otros, por ejemplo, el de las prisiones (DeValiant, McGrath y Kougiali, 2020;
Ducelier, 2019; Meissner 2017). Pese a que existe un buen número de publicaciones
relatando experiencias diversas utilizando la poesía como herramienta, en ningún caso se
ha hecho una justificación teórica de estas experiencias en la ética del cuidado, con la
única excepción del volumen monográfico Poetry and Care (Hamington, 2019). En todo
caso, la poesía es una herramienta altamente capaz de aportar bienestar social y cuidado
desde los ámbitos educacional y de la salud. Recientemente, distintos estudios (Jolley,
2019; Daboui et al., 2020; Fitzpatrick y Fitzpatrick, 2020) han arrojado luz sobre esta
posibilidad, demostrando el valor de la poesía para atenuar tanto el malestar individual
como la posibilidad de fricciones sociales. Así, las aplicaciones pedagógicas y
terapéuticas de la poesía llegan a solaparse, pese a que se pueden discernir, tanto en lo
relativo a los estudios que emergen desde uno y otro ámbito, como a las experiencias que
se desarrollan con ambas finalidades.
Los aspectos educativos de la poesía-como-cuidado deben entenderse desde la
voluntad de aplicar lo que Hanauer (2012) denomina la alfabetización o aprendizajes
significativos (“meaningful literacies”), que defienden la contribución de la literatura al
desarrollo personal de las y los estudiantes. Estos aprendizajes significativos, a su vez, se
enmarcan en la llamada “pedagogía crítica” delineada entre otras figuras por Henri
Giroux (2020). Estas intersecciones se reflejan en las planteadas por Simecek y Rumbold,
y que encuentran eco en otras que, de manera implícita, responde el presente trabajo:
“¿Cuál es el valor de la poesía para el aprendizaje de una ciudadanía responsable,
cuidadosa y convivial? ¿Qué valor tiene en el desarrollo personal y en el bienestar más
allá del aula?” (2016, p. 309). En efecto, la poesía ha demostrado tener un inagotable
potencial pedagógico, como atestiguan Bordons, 2016; Frost, 1931; Timmermans y
Johnson, 2017; Ranshaw Sell y Griffin, 2017 o Xerri, 2016, entre otros. Se trata, en
definitiva, de enfatizar los aspectos que nos interesan para promover el cuidado,
entendido este como elemento de mejora social capaz de promover la convivialidad entre
diferentes, ya sea desde la óptica cultural en un sentido más tradicional o desde cualquier