
DIGILEC Revista Internacional de Lenguas y Culturas 25
Digilec 9 (2022), pp. 21-40
Hay que precisar que se empezó a hablar del aprendizaje móvil desde la década de
los noventa del último siglo como un área de la educación que podía “mejorar la entrega
de contenido dentro y fuera del aula” (p.151). El aprendizaje móvil se entendió también
como una práctica pedagógica donde el conocimiento se puede facilitar a través de
espacios distintos al aula, y por medio de herramientas tecnológicas. En la actualidad, el
uso del aprendizaje móvil se relaciona con términos como “autonomía, ubicuidad,
personalización” (Chacón-Ortiz et al., 2017), y se asocia a nuevos dispositivos como
reproductores de mp3, tabletas o iPads, teléfonos celulares y teléfonos inteligentes, que
facilitan la ejecución de muchas tareas y actividades.
A propósito de la tecnología móvil, Cantillo Valero et al. (2012) afirman que se
relaciona con “las comunicaciones móviles y describe las capacidades de comunicación
electrónica de forma no cableada o fija entre puntos remotos y en movimiento. Las
tecnologías móviles propician que el usuario-estudiante no precise estar en un lugar
determinado para aprender” (p. 4). Asimismo, con la generalización de los dispositivos
móviles en el entorno educativo, “el profesor ha pasado de ser un mero transmisor de
conocimientos a ser un mediador en el proceso de enseñanza y aprendizaje” (Cantillo
Valero et al., 2012, p. 8), mientras que los alumnos “ya no son meros alumnos-
espectadores en una sociedad del espectáculo, ahora los discentes han tomado posesión
del entorno virtual y construyen colaborativamente los conocimientos” (Cantillo Valero
et al., 2012, p. 19).
Según Basantes et al. (2017), los dispositivos móviles más utilizados para el
aprendizaje son “las laptops, celulares, teléfonos inteligentes, asistentes personales
digitales Personal Digital Assistant (PDA), reproductores de audio portátil, IPod, relojes
con conexión, plataforma de juegos” (p. 80). En el mismo sentido, Joffre Vicente et al.,
(2017) identifica cuatro características que diferencian un dispositivo móvil de otros
dispositivos: “la movilidad, el tamaño reducido, la comunicación inalámbrica y la
interacción con las personas” (p. 4).
Gutiérrez Martín (2007, p. 146) por su parte, refiriéndose al nuevo paradigma de
Educación para los Medios de la sociedad digital del siglo XXI, asocia los aprendizajes y
dispositivos móviles a las características siguientes: Interactividad, hipertextualidad,
conectividad, desigualdad, exuberancia, irradiación, omnipresencia, ubicuidad,
velocidad, inmaterialidad, innovación, volatilidad, multilateralidad, libertad,
interactividad, convergencia, heterogeneidad, multilinealidad, enmascaramiento,
colaboración, ciudadanía, conocimiento, nuevas formas de comunicación, nuevos
códigos, nuevas redes, nuevas relaciones sociales, nuevas interacciones, nuevos actores,
nueva racionalidad, nuevos modelos de producción, nuevo capitalismo, nueva
globalización, nueva economía.
Elementos indispensables de nuestra vida cotidiana, los dispositivos móviles se han
vuelto también una herramienta de “dinamización de las estrategias pedagógicas de
enseñanza y aprendizaje” (Silva Calpa y Martínez Delgado, 2017, p. 12). Según las
estadísticas siguientes de García Aretio (2017), en 2016, el 51.3% de la navegación web
en todo el mundo se realizaba a través de teléfonos móviles y tabletas; el 95% de las
personas de los países desarrollados cuentan con un teléfono móvil, mientras que el 90%
de los ciudadanos de los países en vías de desarrollo lo poseen. Desde luego, resulta