DIGILEC Revista Internacional de Lenguas y Culturas 245
Digilec 10 (2023), pp. 244-247
Esta monografía forma parte del prestigioso proyecto editorial Claves de la
Lingüística dirigido por Juan Carlos Moreno Cabrera. El libro, compuesto por nueve
capítulos sin introducción ni conclusiones, se enmarca dentro de la Lingüística Aplicada
y, concretamente, dentro de la enseñanza de las lenguas extranjeras.
En efecto, el primer capítulo, “¿Qué es la didáctica de las lenguas?” (pp. 11-34),
sienta las bases metodológicas de todo el volumen. Cabe destacar la defensa que realizan
las autoras de la especificidad lingüística de la disciplina de la didáctica de las lenguas,
“una especialidad dentro de la Lingüística Aplicada, dedicada a adaptar los presupuestos
desarrollados por la Lingüística Teórica necesarios para poner en práctica un proceso de
aprendizaje lingüístico” (p. 11). En este capítulo, pues, se desarrolla con detalle cuáles
son los elementos extralingüísticos que actúan en la enseñanza de las lenguas
(profesorado, contexto de aprendizaje, alumnado) y los contenidos que se enseñan
(gramática y discurso). A este respecto, resulta interesante mencionar la relación que se
establece entre la importancia dada recientemente a la modalidad oral sobre la escrita y
cómo este planteamiento afecta al ámbito de la didáctica, como demuestran las autoras
en las últimas páginas del mismo capítulo, al establecer, de una forma muy visual, por un
lado, el contraste entre el modelo de enseñanza tradicional y el modelo de enseñanza
actual (cognitivista), que corren en paralelo con dos tipos fundamentales de evaluación
como son, por otro lado, la centrada en el resultado y la centrada en el proceso,
respectivamente.
En el segundo capítulo, “Paradigmas lingüísticos y métodos de enseñanza” (pp.
35-106), se detallan las características de los distintos tipos de métodos o enfoques para
enseñar lenguas extranjeras. Para facilitar la comprensión de los paradigmas, se dividen
en dos grandes grupos: los formalistas incluyen el método audio-oral, situacional y otros,
como el audiovisual; y los funcionalistas abarcan los paradigmas psicolingüísticos,
sociolingüísticos, lingüístico-comunicativos y cognitivos.
El tercer capítulo, “La competencia comunicativa y la enseñanza de segundas
lenguas” (pp. 77-106), ofrece un minucioso análisis de la interlengua y muestra, después,
la relevancia del MCER en la enseñanza de las lenguas. A este respecto, se explican los
niveles comunes, los parámetros y las categorías que lo componen, los distintos contextos
de uso (ámbitos, situaciones, restricciones, características psicológicas del interlocutor),
las actividades (comprensión, expresión, interacción, mediación, comunicación no
verbal), las competencias generales (saber, saber hacer, saber ser, saber aprender) y las
comunicativas (lingüísticas, sociolingüísticas, pragmáticas). Aunque no tenga en cuenta
el volumen complementario de 2021 en su versión en español, se trata, en definitiva, de
un capítulo que resume a la perfección la esencia del MCER, aún vigente en la enseñanza
de las lenguas extranjeras.
El cuarto capítulo, “Didáctica de las competencias implicadas en el aprendizaje
lingüístico” (pp. 107-150), retoma la división clásica en competencias que Canale y
Swaine (1983) hacen de la competencia comunicativa: lingüística, sociolingüística,
pragmática y estratégica. Así, tras exponer bastantes definiciones de la competencia
comunicativa, las autoras se centran en cada una de estas competencias. De ellas, cabe
destacar la estratégica, tal vez la más relevante para el proceso de aprendizaje, porque
abarca “todos los mecanismos, procesos, operaciones mentales y líneas de acción que el