DIGILEC Revista Internacional de Lenguas y Culturas
* Email: alfredo.lopez-vazquez@udc.es
Digilec 10 (2023), pp. 253-270
Fecha de recepción: 15/09/2023
Fecha de aceptación: 14/11/2023
DOI: https://doi.org/10.17979/digilec.2023.10.0.9926
e-ISSN: 2386-6691
DIDÁCTICA DE LA DRAMTIZACIÓN: LAS BRUJAS DE AGUSTÍN
MORETO Y SU PUESTA EN ESCENA
TEACHING AND LEARNING DRAMA: LAS BRUJAS BY AGUSTÍN
MORETO ON STAGE
Alfredo RODRÍGUEZ LÓPEZ-VÁZQUEZ*
Universidade da Coruña
Orcid: https://orcid.org/0000-0003-3809-480X
Resumen
En este trabajo se rescata el entremés de Agustín Moreto titulado Las brujas puesto que
ofrece la posibilidad de llevarlo a las aulas de lenguas para la enseñanza y aprendizaje de
la dramatización mediante su puesta en escena. En una primera parte se ofrecen una serie
de características del entremés de Moreto y se estudia su potencial didáctico y, a
continuación, se incluye el texto completo con toda una serie de notas a pie de página
explicativas para quien lo quiera utilizar con fines educativos.
Palabras clave: Las brujas; Agustín Moreto; enseñanza de lenguas; dramatización
Abstract
In this article, the short play Las brujas by Agustín Moreto is rescued, as it offers the
possibility of taking it to the language classroom for teaching and learning Drama,
particularly through its staging. In the first part, a series of characteristics of Moreto's
entremés are offered and its didactic potential is studied, and secondly, the complete text
is included, with explanatory footnotes, for anyone who wants to use it with educational
purposes.
Keywords: Las brujas; Agustín Moreto; language teaching; dramatisation
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El concepto ‘enseñanza del teatro’ apunta al hecho o actividad de enseñar y al objeto
de la enseñanza, un objeto que tiene que ver con una actividad compleja: unos actores
representan nos hechos que afectan a unos personajes y esa representación se hace ante
unos espectadores. Quien esté pensando en grandes obras clásicas como Edipo rey,
Hamlet o La vida es sueño se sitúa dentro de un territorio cultural (europeo) que ha
añadido gran cantidad de sofisticación y de exégesis a un hecho que en principio es muy
simple: unas personas fingen ser otras (personajes) para que otras personas (espectadores)
asistan a la representación de unos hechos. Si esta representación se lleva a cabo a lo largo
de un tiempo considerable (por ejemplo, dos horas) y en un espacio acotado (una sala)
mediante el pago de una entrada, estamos en la base de lo que se llama ‘teatro comercial’,
actividad híbrida que implica intercambio de información y dinero. Conviene detenerse
en este punto porque el origen del teatro europeo, en la Grecia clásica, no conllevaba nada
de esto: el lugar de la representación era al aire libre y los espectadores no tenían que
pagar una entrada para asistir. Por lo tanto. en el origen del teatro lo que hay es un espacio
donde se lleva a cabo una actividad basada en la representación de una ficción. Conviene
tener en cuenta todo esto para poder abordar en condiciones lo que podemos llamar
‘didáctica del hecho teatral’.
Como sabemos, el tiempo habitual de representación de una obra de teatro de la
época clásica está en torno a las dos horas, que es lo que duraba un espectáculo en los
corrales de comedias de la época de Lope de Vega. Pero en esas dos horas no solo se
representaba una obra de larga duración (por ejemplo, Fuenteovejuna, El alcalde de
Zalamea o El burlador de Sevilla). En el tiempo intermedio entre el final de un acto y el
comienzo del siguiente, la compañía teatral representaba unas piezas breves, de un cuarto
de hora de duración, llamadas entremeses o sainetes en donde algunos actores y algunos
músicos de esa misma compañía solazaban al espectador con la representación de
ingeniosas obrillas cómicas o bien con bailes o jácaras maliciosas que causaban la
indignación y el espanto de los frailes censores de la época. Lo que hoy llamaríamos
piezas cómicas, satíricas, alegres, maliciosas y festivas. Entiendo que un buen
planteamiento didáctico para abordar el hecho teatral dentro de la educación o de la
enseñanza debe priorizar el acceso a estas piezas breves, por encima de la habitual
práctica escolar que sigue insistiendo en ilustrar conceptos culturales por medio de
antologías de momentos (en el mejor de los casos, una escena aislada) que presentan
fragmentos aislados y proponen, a través de esos textos fragmentados, píldoras
informativas basadas en la lectura de algo que en realidad no se entiende fuera de su
espacio natural: la representación.
El entremés Las brujas, de Agustín Moreto, uno de nuestros grandes clásicos, es
una pieza que se puede representar en un cuarto de hora sin necesidad de ninguna
escenografía particular, simplemente con un telón de fondo que permita la entrada y salida
de los actores que representan a uno o varios personajes.
Y este es el primer punto que conviene resaltar para una buena comprensión del
hecho teatral: un actor o una actriz puede representar a más de un personaje: le basta con
caracterizarse y cambiar su aspecto y su atuendo en el tiempo en que está fuera de escena.
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Para centrarnos en la obra de Moreto: el personaje femenino de la ladrona Lampadosa
1
sale de escena y vuelve unos minutos después caracterizada de bruja y otro tanto hace su
compañero, el ladrón Sarcoso, que también vuelve caracterizado de bruja. De bruja, no
de brujo, con falda, caperuza y polainas, pero también con barba y bigote, como el texto
se encarga de precisar en una intervención del papel protagonista del Alcalde que al final
de la obra también terminará transformado en bruja. En bruja, no en brujo. Como ya se
ve, la obra es una sátira sobre las creencias populares en brujas voladoras y sobre la
estupidez de los cargos públicos como alcaldes, concejales. Los tiempos no han cambiado
mucho desde el siglo XVII.
Pero volvamos a la escena inicial y con ello a una cuestión importante para la
comprensión del hecho teatral: una obra de teatro, independientemente de que esté
subdividida en actos o en cuadros, tiene una primera división esencial en escenas y la
escena tiene que ver con la configuración de personajes que están presentes en el
escenario. Cuando cambia la configuración de personajes ha cambiado la escena: si un
personaje sale de escena o si hay un personaje que entra en escena el espectador está
asistiendo a un cambio de unidad. Esto se ejemplifica muy bien con el siguiente esquema:
A,B,C >B,C,D, que es una forma de esquematizar que el personaje A ha salido de escena
y, al mismo tiempo, ha entrado en escena el personaje D. Sigue habiendo tres personajes
en escena, pero solo dos de ellos aseguran la continuidad dramática. Un caso más radical,
que tenemos estupendamente ejemplificado en Las brujas, es la sustitución completa de
personajes: salen los 3 personajes de escena (los tres estafadores) y entran otros 3 distintos
(el alcalde y los dos regidores o concejales). La escena inicial, con los tres estafadores
(34 versos endecasílabos con algún heptasílabo, en pareados) deja paso a la segunda
escena, con la misma forma métrica de pareados 11+7, y en este caso un total de 30 versos.
Cada una de estas dos escena debería durar un minuto y medio, con lo que en los tres
minutos iniciales de representación tenemos ya a los 6 actores que requiere la obra.
Sin embargo, el elenco de los personajes es de diez y no de 6 actores, lo que tiene
una explicación muy sencilla y que no se suele aclarar en los distintos niveles educativos:
que hay actores o actrices que pueden hacer más de un papel a lo largo de la
representación: sale de escena, se cambia de vestuario y caracterización y regresa más
tarde para hacer otro papel distinto. Así, los 10 papeles de Las brujas requieren tan solo
de 6 actores para representarlos. Es obvio que los dos pícaros que acompañan a la astuta
y desvergonzada Tringitania, reaparecen luego como Bruja y Bruja 3ª. A cambio, la
Bruja 2ª, que tan solo dice una réplica de 4 versos octosílabos, no debería mantenerse en
escena, sino entrar a cambiarse para reaparecer más adelante como personaje del Cura,
que tan solo tiene otros 4 versos a su cargo. El actor tiene tiempo sobrado para cambiar
su atuendo y caracterización: le basta con ponerse una sotana, un roquete y unas gafas
redondas o quevedos. Como se ve, hay 3 personajes que están doblando papeles y uno de
ellos puede estar haciendo 3 papeles: el regidor 1º, la Bruja y el Cura. Típico del oficio
teatral. Vayamos ahora a la caracterización de los dos personajes principales, Tringitania
y el Alcalde. Toda la obra corresponde al desarrollo de la burla urdida por Tringitania
1
En realidad, como veremos más adelante, los nombres de Tringintania, Lampadosa y Sarcoso parecen
proceder de una transmisión errónea. Lo esperable y justificable lingüísticamente sería Lamparosa, Trin-
gitania y Sargoso.
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para hacer que el alcalde le pague 50 escudos a cambio de que libre al pueblo de la peste
brujeril. El desparpajo de Tringitania conlleva además una serie de habilidades cómicas
o eutrapélicas basadas en la credulidad del pueblo, con su alcalde al frente, y la formidable
capacidad histriónica de de la fingida bruja, que aparece “vestida de negro, con manteo y
sotana’. El ‘manteo’, variante del francés actual ‘manteau: abrigo’ es la ropa exterior.
Estamos en la caracterización de atuendo, a la que acompaña la caracterización lingüística,
que comienza en el uso del latín macarrónico: “auditte, e non fagáis, si acaso non volite’.
A esto se acompaña la exigencia de los 50 escudos en oro y la amenaza de las calamidades
que aquejarán al pueblo si no se acepta esto: “y que le convierta en sapo, en lobo o en
gerifalte, en taba, en pata de buey o en una sota de naipes”. O incluso, y como colofón,
que llueva sobre el pueblo un ‘diluvio de mazapanes’. Ante lo cual el alcalde se decide:
“No, no, por amor de Dios, luego el dinero se saque del depósito”. ‘Luego’ en el sentido
de ‘inmediatamente’, típico de la época. Tringitania se presenta como representante del
gran dios Plutón y anuncia que las brujas van a bailar y preparar una cena. La escena
siguiente cambia otra vez el tipo de estrofa, que pasa del romance a la estrofa pareada
típicamente calderoniana. Probablemente en la transmisión se han perdido versos, ya que
una escena de solo 14 versos resulta demasiado breve; es probable que faltan otros tantos,
ya que las dos primeras escenas en pareados están en torno a 35 versos y habría que
esperar una extensión similar en esta otra escena. Conviene no perder de vista la
posibilidad de proponer escribir un pasaje en pareados 7+11, al menos de diez o doce
versos, dado el carácter festivo de esos pareados. Con ello se fomenta en el alumnado la
parte práctica y creativa de inserción de pasaje ampliado. De hecho, la edición de 1675,
al menos en la primera réplica de Sarcoso, evidencia que el texto está muy deteriorado:
las otras 4 réplicas del diálogo corresponden al modelo ‘calderoniano’ de dísticos
pareados 7+11, mientras que la réplica inicial de Sarcoso la forman 4 versos anómalos,
sin rima: ‘Tringitania- cielos- villanos -engaños’. Cualquier representación de esta obra
exige corregir esta anomalía asumiendo asumiendo que esa réplica de Sarcoso requiere,
como mínimo, 4 versos más que completen los versos anómalos sin rima. El pasaje,
conforme al esquema de rimas tiene que ser así:
SARCOSO Ya tarda Tringitania
[………………………..-ania]
[……… plegue al cielo]
[……………………….--elo]
{…………..-- anos]
que no le hayan cogido los villanos
que pueden, con malicia
{y con engaños…………..-icia]
Obviamente, se puede postular que haya una pérdida de más versos que esos 4, cosa
que es bastante probable, pero la enmienda mínima exigible para mantener el sistema de
rimas, requiere rescatar tres versos completos y completar un endecasílabo con un final
en -icia. El primer verso exige rima con Tringitania, sin recurrir a la rima ‘Albania’, usada
ya al comienzo. Un país o territorio que cumple con esa condición es Mauritania, lo que
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permitiría un endecasílabo festivo del tipo: ‘ni que se haya escondido en Mauritania’. En
todo caso es más probable apuntar a una pérdida mayor y conjeturar una tirada de, al
menos, una docena de versos. Naturalmente ‘plegue al cielo’ podría ser comienzo de
verso truncado y permitiría una rima distinta completando el heptasílabo. Lo que no es de
recibo es mantener el pasaje transmitido, que es un texto claramente deturpado. Como se
ve, la tarea didáctica implica aquí intervenir en el texto recibido, cosa que, por cierto,
hacen todas las compañías de teatro clásico, que suelen modificar los habituales 3000
versos de una comedia dejándolos en algo menos de dos mil. Puede consultarse para ello
la edición de La dama duende hecha por César Oliva, acompañada por El valiente negro
en Flandes, adaptada por Nancho
2
Novo para su magnífica versión modernizada de esta
obra de Claramonte.
El último punto esencial en la estructura tiene que ver con el evidente uso cómico
de los tipos de estrofa utilizados. Solo hay dos tipos: el pareado calderoniano 7+11 y el
romance octosílabo, que aparece con dos asonancias distintas: el romance ‘a-e’, marcado
por ‘nigromante’ y clausurado por el verso final Dios en paz de esto me saque’, que sirve
para que Tringitania plantee la burla al trío formado por el Alcalde y sus dos rústicos
regidores (al final sabremos que se llaman Bras y Bartolo, nombre típicos de farsa, y el
romance usado al final, con música festiva intercalada, un romance en í’ en agudo,
tonalidad típica de chufla y juerga, que culmina en el uso cómico de ‘satalín’, diminutivo
de ‘Satán’ y de la mención a San Cosme y San Antolín. Loos actores tienen que tener
muy claro ese tono descaradamente festivo del romance en í agudo, que alcanza tono
de broma en el verso ‘desde Xetafe a París’ y la broma sobre versos picos del Romancero
Vieho: “morcillas y longanizas/ de las más lindas que vi”. Parece claro que el uso cómico
de la í tónica sirve para insistir en la serie {morcillas, longanizas, lindas}. Una parte
importante de los efectos cómicos es la conciencia, por parte de los actores, de que todo
es una gran broma o, conforme al verso del regidor Bartolo: ‘ganas nos da de reír’.
Quienes representan los papeles deben usar recursos cómicos para hacer ver esta
caricatura sobre la estupidez de quienes creen en brujas, objetivo claro del genio cómico
de Moreto, a la altura del mejor Molière.
Conviene que el elenco de actores que interpreten esta obra se percaten de que la
última página de la edición, en su columna última, edita a 42 líneas, sin ningún espacio
libre. Esto apunta, de forma muy clara, a que el impresor del volumen ha eliminado varios
versos para hacer coincidir el texto editado con los renglones de que dispone. Y esto
explica muy bien la razón de que se hayan suprimido réplicas del diálogo entre
Tringintania y sus dos compinches: los versos endecasílabos, a diferencia de los
octosílabos, no se pueden imprimir a dos columnas: dos versos endecasílabos, a dos
columnas, ocupan 22 sílabas, frente a las 16 sílabas de dos versos octosílabos. Todos los
pasajes de este entremés escritos en endecasílabos se imprimen a una sola columna, lo
que hace consumir el doble de espacio que si se pudiera editar a doble columna. Suprimir
un pasaje de 10 versos que contengan endecasílabos no hace ahorrar diez versos, sino
2
Conviene atender aquí a evitar un error frecuente sobre el nombre de este excelente actor coruñés. No es
‘Nacho’, sino ‘Nancho’, apelativo que deriva de Venancio, a diferencia de ‘Nacho’ que suele provenir de
Ignacio.
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veinte. Probablemente el texto original de este entremés debía tener al menos 350 versos:
el editor ha suprimido parte de ellos.
En cuanto a los nombres, cuestión esencial en la literatura popular y festiva, parece
que en la transmisión textual ha habido algún desmayo relacionado con los escuetos
conocimientos de los oficiales de imprenta. Así, la protagonista aparece como
Tringintania en el Dramatis personae, pero como Tringitania en una acotación posterior.
Entiendo que es esta última forma la correcta y que la explicación está en un recetario
mágico de 1471 donde se explican las virtudes de la hierba tringi: «que qualquier que
truxere consigo la raýz de la yerba tringi nunca le pueden fazer maleficio ninguno». Se
trata, pues, de una hierba de propiedades mágicas como la raíz de la mandrágora. La
variante ‘tringintania’ parece haber sido producida por atracción de la nasal en la laba
inicial trin.
Algo similar parece suceder con el nombre del personaje del ladrón Sarcoso, que
parece una mala transmisión de Sargoso, derivado de ‘sargo’, el pez de la familia del
besugo; este personaje, caracterizado como ladrón atontado y bobalicón, parece poder
explicarse como derivado del sargo, pez mencionado en varios textos de la época. La
segunda posibilifdad es que el nombre sea derivación de ‘sarga’ y no de ‘sargo’. La ‘sarga’
es un material textil de dos tipos: la sarga noble, tela similar a la seda, y la sarga popular,
variante de la lana. Está claro que el rufián ‘sargoso’ solo puede referirse al segundo tipo.
Adoptar esta variante permite proponer un atuendo para el personaje: una especia de saco
de arpillera que lo caracterice. La alternativa ‘sarcoso’ resulta opaca y sin explicación
lingüística; la enmienda ‘sargoso’ permite dos propuestas escénicas coherentes. Hay
también alternancia vocálica en la ladrona Lampadosa, que aparece como Limpadosa en
el elenco inicial. En realidad el nombre debe ser Lampazosa, derivado de una hierba de
raigambre en las artes mágicas y también en el histrionismo, el lampazo, sobre el que
Covarrubias nos da una detallada explicación: «Antes que se huviesse hallado la
invención de las lámparas buscavan los representantes las hojas mayores y más anchas
que hallavan, de árboles y plantas, y puestas delante del rostro se dissimulavan con ellas,
y por esta raçón el lampaço se llama también herba personata por usar de sus hojas los
mimos y representantes». Parecen, pues, bastante claras las explicaciones de ‘Tringitania’
y de ‘Lampazosa’ y parece probable, oa al menos, asumible, la de ‘sargoso’, frente al
carácter opaco de los nombres transmitidos en la edición de 1675.
Así pues, el conocimiento filológico en este caso es la primera fase de la
intervención en el texto, cuyo objetivo es conseguir una representación clara y
comprensible de los personajes y las acciones que conforman la obra: si el verso
octosílabo en asonancia -í nos da los vocablos ‘francolín’ y ‘añafil’, absolutamente
opacos e indescifrables para un espectador del siglo XXI y si ambas palabras respetan la
asonancia en í aguda y la medida del octosílabo, el procedimiento para actualizar y
aclarar el texto es sustituir ‘francolín’ por ‘codorniz’ y ‘añafil’ por ‘cornetín’, con lo que
los versos pasan a ser comprensibles y el ritmo del texto original se mantiene. Esto es lo
que se hace habitualmente en los textos representados por las compañías de teatro clásico.
Y la última propuesta de índole didáctica consiste en rescatar, es decir, reescribir
conforme a las reglas de la versificación clásica, los pasajes mal transmitidos: es decir,
crear microtextos complementarios. Para lo cual hay que poner en práctica un
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conocimiento específico de la medida y el esquema acentual de los versos heptasílabo,
octosílabo y endecasílabo. Que no termina con la medida del verso y el número de sílabas,
sino que requiere también el conocimiento del esquema acentual, que en el caso del
endecasílabo implica diferenciar entre versos con acento en sexta o con su alternativa de
acentos en cuarta y octava. Dejo de lado el endecasílabo de gaita gallega con acentos en
1as sílabas 1ª, 4ª, y 10ª. El conocimiento de los esquemas acentuales es también un
requisito necesario para conocer el teatro clásico español y, en consecuencia, para mejorar
el oído musical del alumno.
Un último aspecto importante: la representación de Las brujas no requiere uso de
camerinos. Basta con un doble panel donde los actores que hacen de Lampazosa y
Sargoso se transforman en las brujas y y el regidor en Bruja 2º, simplemente
superponiendo esos atuendos a los iniciales suyos. Lo mismo para transformar al regidor
en el Cura al final de la obra. Economía teatral, cuya comprensión y práctica son la
base de la didáctica del teatro clásico.
AGUSTÍN MORETO: ENTREMÉS FAMOSO DE LAS BRUJAS
PERSONAS QUE HABLAN EN ÉL
TRINGITANIA ALCALDE, de villano
SARGOSO, ladrón. Dos regidores, villanos
LAMPAZOSA,
3
ladrona Tres brujas
Un Cura
Salen Tringitania, Sargoso y Lampazosa
SARGOSO. ¿Qué embelecos son estos, Tringitania,
4
que se pueden contar dentro de Albania?
Después de haber andado en esta aldea
con cuidado <de>que alguien no nos vea
diez noches por las calles, brujos hechos, 5
ni en cumplir nuestro intento satisfechos,
con pandorgas, con bailes y cantando,
y al niño y la mujer amedrentando
de suerte que la gente está asustada
y el que la cuenta más, no ha visto nada, 10
informado de tantos barbarismos
salió el Cura, y echando él exorcismos
la gente se aquietó, de aquesta suerte
que temieron los más vieran la Muerte.
3
La edición pone aquí LIMPADOSA, pero más adelante LAMPADOSA. Parece claro que el nombre es
‘Lampazosa’, derivado de la hierba ‘lampazo’.
4
Según la edición de 1675: ‘Tringintan’, verso mal transmitido y contrario a la rima.
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Si nos cogen, señor, como unas gualdas 15
nos tienen de dejar nuestras espaldas.
TRINGITANIA. ¡Cómo eres de novato tú, Sargoso:
te conozco <y sé>, que andas temeroso.
De rábano el ingenio, en suma tienes,
que un palmo de la tierra a subir vienes. 20
El temor es, en suma, lo que importa,
que a estos rústicos ata y los acorta.
Yo saldré con mi intento,
que al buen ladrón le importa atrevimiento.
Aguardadme en el puesto ya sabido 25
con todo lo robado y lo cogido
que, para que mi ingenio bien se vea
dinero he de sacar de aquesta aldea.
LAMPA. Rogando le iré al Cielo
que te libre de todo mal: recelo 30
de Alguacil y Escribano,
que matan con la pluma y con la mano.
TRINGITA. Callad. Que sois ladrones de poquito,
que yo sabré guardarme del garlito.
Vanse, y sale el Alcalde y dos regidores, de villanos.
ALCALDE. He querido juntaros a concejo 35
para poner remedio, como viejo,
en eso de las brujas que han venido
diez noches, y la gente no ha dormido:
de la sangre de niños tan sedientas
para hacer sus hechizos, avarientas, 40
la lástima mayor de aquesta aldea
es que el lechón del cura no se vea,
5
que era más gordo que no yo dos veces.
REGIDOR 1º. ¿Por eso te entristeces?
Menester es hacer un mandamiento: 45
castíguese tan grande atrevimiento.
¡Oh, quién hubiera alguna ya cogido
para ya desterrarla del partido!
REGIDOR 2º. ¡Qué gentil alcaldada!
¿Una bruja tan solo desterrada? 50
Ahorcallas es más justo,
¡que no vuelvan a darnos más disgusto!
En espíritus van y pueden verse.
ALCALDE. Pues ¿no podré prendellas de esa suerte?
5
La broma es hiperbólica: de tan delgado que se ha quedado, ya ni se le ve.
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REGIDOR 1º. ¡Es gente que en un hora
se ponen desde Flandes a Zamora! 55
ALCALDE. Tú mucho de ellas sabes,
pues nos cuentas que andan como aves:
de una pierna una noche me cogieron
y en el aire buen rato me tuvieron.
¡Lo que un Alcalde siente 60
que no pueda mandar en esta gente!
Mas, ¿si hubiere <un> aviso o si se indicia?
¡Esta vez he de hacer brava josticia!
Sale Tringitania vestida de negro, con manteo y sotana
TRINGITANIA. ¡Alcalde, alcalde, audite
y non fagáis, si acaso non volite! 65
Yo soy, Alcaldes famosos,
un dómine nigromante
y vengo a quitar las brujas
de este pueblo miserable:
yo sé, por mi ciencia, hacer 70
que un hombre, si tiene hambre,
coma, si tuviere qué,
y sé hacer que mienta un sastre.
ALCALDE. ¡Esa es grande habilidad!
TRINGITANIA. Oiga usted, señor Alcalde: 75
yo supe en fin, por mi ciencia,
cómo había en estas partes
un ejército de brujas
que, con músicas y bailes,
roban la hacienda y se beben 80
de los muchachos la sangre,
y así, por encantamento,
he venido por el aire,
de mi tenebrosa cueva
a conjurar este Infante: 85
sobre aquel negro cerrillo
me subí y, en voces grandes,
llamé a Plutón y le dije
que las brujas me enviase,
mas Plutón me respondió, 90
más airado que un peraile,
que le tenía este pueblo
enojado, y que por darle
un castigo y un azote
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las brujas quiso enviarle. 95
Yo al fin le desenojé
prometiendo de llevarle
cincuenta escudos en oro,
pero… mandó que el Alcalde
se los llevase y que fuese 100
conmigo, y que quiere darle
un Privilegio, que el Pueblo
quiere que en su archivo guarde.
Y ansí vengo a dar la nueva:
¡venid luego, pues la tarde 105
se pasa ya; si no vais
podrá Plutón enojarse
y os sacará vuestras almas
por uñas y calcañares!
6
ALCALDE. Señor Quiromante,
7
diga 110
al señor Plutón, que nadie
8
se ha de atrever a ir allá.
TRINGITANIA. ¿Eso ha de decir, Alcalde?
¿Quiere de su Majestad
que una maldición le alcance 115
y que le convierta en sapo,
en lobo o en gerifalte,
9
en taba, en pata de buey
o en una sota de naipes,
o que arroje sobre el pueblo 120
mil naves de mazapanes?
REGIDOR 1º. No, no, por amor de Dios.
Luego el dinero se saque
del depósito y se lleve.
ALCALDE. ¿No podrán acompañarme 125
dos regidores?
TRINGITANIA. Non posunt.
ALCALDE. ¡Ay, Dios! ¡Quién no fuera alcalde!
¿Y que por fuerza ha de ser
esta noche?
TRINGITANIA. Plutón sale
siempre de noche, que el sol 130
6
El ‘calcañar’ o ‘calcañal’ es el talón del pie, lo que resulta coherente con la mención a las uñas. Tringitania
debe reforzar el texto (uña, calcañar) con el gesto, tocándose con la mano el talón y retorciendo los dedos.
Eventualmente se pueden usar uñas postizas para jugar con la hipérbole.
7
En el impreso: Quiramonte, que parece un error producido por el oficial de imprenta que ha cambiado el
orden de ‘a’ y la ‘o’ probablemente influido por ‘monte’.
8
El texto dice ‘nadie’, pero es probable que en el original Moreto haya escrito el rústico ‘naide’.
9
El gerifalte es un tipo de halcón, ave de presa y cetrería.
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de día puede quemarle.
ALCALDE. Si es fuerza que habemos de ir…
vamos.
TRINGITANIA. Yo me voy delante
a avisar al gran Plutón
para que las brujas bailen 135
y os prevengan una cena.
ALCALDE. ¿Luego comen?
TRINGITANIA. Como frailes.
10
ALCALDE. Pues denme a mí de comer
y en comiendo, que me maten.
TRINGITANIA. ¿Ves aquel cerrillo?
ALCALDE. Sí. 140
TRINGITANIA. Pues id y en él aguardadme.
ALCALDE. Vamos.
TRINGITANIA. Y de aquí a media hora
los demás podéis buscarme.
REGIDOR 2º. Vamos, pues, por el dinero.
ALCALDE. Dios en paz de esto me saque. 145
Vanse y salen los
11
ladrones y se queda Tringitania
SARGOSO. Ya tarda Tringitania. Plegue al Cielo
[………………………………….-- elo]
que no le hayan cogido los villanos
12
que pueden, con malicia y con engaños.
LAMPAZOSA. ¿A caso no es aquella, 150
con venir de estudiante, nuestra estrella?
SARGOSO. Ella es, (¿qué te da pena?)
la que transforma toda hacienda ajena,
con más cursos de azotes que hay almenas
y, en un día de Pascua, norabuenas. 155
LAMPAZOSA. ¡Ya dichosos nos vemos,
pues que ya con nosotros te tenemos!
TRINGITANIA. Venid, que retirados
el caso os contaré, que sois cuitados.
Vanse y sale el Alcalde con el dinero
10
La glotonería de los frailes, es decir, el clero regular, era harto proverbial. El fraile cebón frente al escueto
cura.
11
La edición trae ‘dos’, pero entiendo que, al ser personajes ya conocidos, lo que cumple es ‘los’.
12
Este pasaje no parece haber sido bien transmitido: en el original falta rima para ‘Cielo’ y la rima
‘villanos/engaños’ es errónea e impensable en Moreto. Conjeturo omisión de un verso y mala transmisión
del vocablo de rima. No es cosa de proponer una enmienda, más o menos improbable, sino de constatar que
el pasaje está mal transmitido.
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ALCALDE. ¡Plega a Dios que este Plutón 160
no sea Muerte para mí
y que a azotes no me muela
con las riendas de un rocín!
Cincuenta ducados llevo
para dárselos, y ansí 165
no me hará mal, que el dinero
vence al pecho más ruín.
Mas ya estoy en el cerrillo
13
y no veo a nadie aquí,
ni aquel Plutón, ni las brujas. 170
Sale Tringitania, de bruja
TRINGITANIA. En nombre de San Quintín
te conjuro, alcalde, un rato
por que me quieras oír.
Yo soy, si tienes los ojos
de linterna o de alguacil, 175
despensera
14
de las brujas
que habitan este país:
sobre aquel negro cerrillo
se alojan sesenta mil
en ricos palacios, llenos 180
de perlas y de rubís:
mira aquella arquitectura,
mira aquel arco sutil,
aquellas ventanas de oro…
ALCALDE. ¿Ventanas de oro hay allí? 185
TRINGITANIA. ¿No las ves?
ALCALDE. Yo no las veo.
TRINGITANIA. Mas eres hombre civil
15
y no puedes ver las cosas
que Plutón encierra allí:
si fuérades brujo, hermano, 190
vieras su Alcázar sutil
sobre los lomos fundado
de un escamoso delfín.
ALCALDE. ¿Vos sois bruja?
TRINGITANIA. Yo soy bruja.
13
Para la representación, el cerrillo o altozano se puede figurar subiéndose a una silla o una mesa.
14
En la edición despensero’, pero Tringitania es personaje femenino, por lo que enmiendo en ‘despensera’.
15
‘Hombre civil’ se toma como ‘de ciudad’, ajeno a los misterios de los bosques.
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Y las que vienen allí. 195
Van saliendo tres, de brujas
BRUJA 1ª. ¿Dó está la Bruja Saltana,
prima hermana del Sofí,
nieta del conde de Hibernia
16
y mujer de un alguacil?
BRUJA 2ª. Yo soy la bruja Mirlada, 200
mujer del rey Amadís,
tan nieta del Conde Claros
que me ha visto sin candil
BRUJA 3ª. Yo soy la bruja Bajón,
17
porque en Bóveda
18
nací 205
y tengo la voz de cuervo
y las espaldas
19
del Cid.
Yo soy bruja melindrosa
que a un menestril me comí
y me quedó atravesada 210
la flauta del menestril.
ALCALDE. ¿Que vosotras sois las brujas
que andáis siempre por ahí
embrujando a los muchachos
y a todas las gentes?
TODAS. Sí. 215
ALCALDE. ¿Sois mujeres o sois hombres?
BRUJA. ¡Necio! ¿Que eso has de decir?
Mujeres somos.
ALCALDE. ¿Con barbas?
BRUJA 3ª. Son barbas de quis vel quis.
20
ALCALDE. Y decí ¿por qué sois brujas? 220
BRUJAS. No querértelo decir.
No hay cosa como estar
21
bruja
para poder bien medir
en un hora todo el mundo
16
Hibernia alude al nombre clásico de Escocia, lugar propicio para brujas, como se sabe por Macbeth y
señora.
17
El ‘bajón’ es polisémico, ya que alude al instrumento musical que hoy conocemos como ‘oboe’ (de haut
bois’) y también a “la ropa interior que traen las mujeres bajo las sayas”, alusión maliciosa en una bruja,
La voz ‘aflautada’ del bajón ser atribuye aquí a haberse tratado a un flautista o un oboísta.
18
La ‘bóveda’ es elemento arquitectural, pero también alusión a un pueblo gallego de Pontevedra.
19
No hay que descartar una posible mala transmisión por la ‘espadas Colada y Tizona’, más famosas, en lo
que atañe al Cid, que sus omoplatos.
20
Formulado en latinajo mostrenco: este o aquel.
21
La confusión ‘estar/ser’ es típica del habla vasca, otro buen lugar de brujas y sorguiñas. Esto se reforzará
en el texto con la alusión al tamboril, tan castellano como vasco.
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desde Getafe a París 225
por los aires voladores
en un escuadrón sutil
vamos cantando y tañendo
al son de este tamboril.
Cantan: Andando de viga en viga 230
pasamos el tiempo en fin
y haciendo males a todos
es el modo de vivir:
toca la gaitilla,
suene el añafil 235
para que bailando
volemos ansí.
ALCALDE. Famosa cosa es ser bruja.
BRUJA 1º. Luego en un prado gentil
se ponen cincuenta mesas 240
para brindar y muquir
22
sobre olorosos manteles
de holanda y de caniquís:
23
verás mil panes de leche
entre otras tortadas mil, 245
verás asado el conejo,
perdigada la perdiz,
en adobo la ternera
y empanado el francolín.
24
BRUJA 3º. Y a las brujas que son nuevas 250
les ponen delante sí
treinta escudillas de caldo
y seis varas de medir,
con estas varas,
25
amigo,
sacar de entre perejil 255
morcillas y longanizas
de las lindas que yo vi.
ALCALDE. Y ¿quién con esto no es bruja?
TRINGITANIA. No pueden todas subir
22
El verbo ‘muquir´ es típicamente argótico por manducar’. El diccionario de César Oudin lo explica como
‘en jargon, manger’.
23
El ‘caniquí’, conforme a la rima asonante, se refiere a una tela muy fina, tipo tul o gasa transparente.
Moreto ya lo ha usado en El desdén con el desdén y, antes que Moreto, don Luis de Góngora varias veces
y también Quevedo. El verso se presta a un divertido juego escénico si la actriz que hace de bruja saca de
su manga un cendal o pañuelo trasparente de color rojo y cita al alcalde usando el cendal a modo de muleta
o capote de torero.
24
El francolín es una gallinácea similar a la perdiz. Para facilitar la comprensión por el espectador moderno,
este verso se puede modificar supliendo el inusual ‘francolín’ por ‘codorniz’, que mantiene la rima asonante:
‘y asada la codorniz’.
25
Una vara mide aproximadamente 84 centímetros, por lo que 6 varas vienen siendo cinco metros.
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a ser brujas, que es un cargo 260
mayor que el de un palanquín:
ha de haber información
de que se pueda engullir,
de dos bocados, seis pellas
de manjar blando
26
y sutil. 265
ALCALDE. Y aun veinte tomo en mi boca
y aun treinta. Y si salen, mil.
No las hubiera en el campo.
TRINGITANIA. Pues si nos quieres seguir,
tenéis de untaros primero 270
y desbudaros ansí
y dar cincuenta ducados
de entrada y de celemín,
ALCALDE. Aquí los traigo; yo quiero
ser bruja.
BRUJA 1ª. Quitaos el vil 275
sayo de sayas grosero
y habéis de untaros así,
porque con estos ungüentos,
invisible y sin morir
seréis toda vuestra vida. 280
ALCALDE. ¡Bruja he de ser hasta el fin!
Untadme y volemos luego.
TRINGITANIA. Por que no deis por ahi
viendo volar de esa suerte
y os hagáis pedazos mil 285
tapad los ojos, que importa.
Hola, tocá el tamboril,
tened, amigo, los brazos,
y a los hermanos seguí.
Tocan y cantan lo siguiente:
Cantan: Que de viga en viga, 290
que de fin en fin,
cantando, las Brujas
hemos de vivir:
toca esa guitarra,
suene el añafil
27
295
para que bailando
26
No hay que descartar que ‘manjar blando’ sea una mala transmisión de ‘manjar blanco’.
27
El añafil es la trompeta morisca. Para ajustar la asonancia y hacer más comprensible el pasaje el verso se
puede sustituir por ‘suene el cornetín’.
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volemos a sí.
Bailan todos al rededor y vanse, y queda el Alcalde bailando, tapados los ojos, y
llévanle el vestido.
ALCALDE. ¡Brujas, brujas, aguardad,
que ya no os puedo seguir,
que estoy de volar cansado 300
y debo de estar dos mil
leguas de mi pueblo. Quiero
desatarme en cenogil.
28
Desátase los ojos y dice:
Mas, ¡válame Dios!, ¿no estoy
en mi puebro? ¿Cómo ansí 305
se han ido las Brujas todas?
Mas, aquel que viene allí
¿no es Bras y Bartolo?
29
Salen los dos regidores y dice:
REGIDOR 1º. ¡Alcalde! ¿Qué hacéis ansí?
ALCALDE. Soy bruja.
REGIDOR 2º. ¿Bruja?
ALCALDE. Sí, bruja. 310
No hay cosa como medir
en un hora todo el mundo
desde Getafe a París.
REGIDOR 1º. ¡Embrujado está el cuitado!
Volved y al Cura decí 315
que está embrujado el Alcalde
y con conjuros vení.
ALCALDE. Vamos, cantando y tañendo
al son de este tamboril,
que de viga en viga, 320
que de fin en fin,
cantando las brujas
hemos de vivir
REGIDOR 2º. ¡Embrujado está el alcalde!
28
El ‘cenogil’ es lo que hoy conocemos como ‘liga’, lo que apunta a que ‘en cenogil’ puede ser mala
transmisión de ‘el cenogil’.
29
En el Dramatis personae solo se habla de los dos regidores, pero aquí se dan los nombres, muy propios
de personajes mostrencos.
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ALCADE. Luego, en un prado gentil 325
les ponen cincuenta mesas
para brindar y muquir.
REGIDOR 1º. ¡Asilde, tenelde, asilde!
ALCALDE. Entre otras tortadas mil
veréis asado el conejo, 330
perdigada la perdiz.
Entra el Cura con agua bendita y el Regidor segundo.
CURA. ¿¡Que está embrujado el alcalde!?
REGIDOR 2º. Ganas nos da de reir
con los disparates suyos.
ALCALDE. En platos de caniquí 335
a las brujas que son brujas
poneldes delante sí
treinta escudillas de caldo
y seis varas de medir:
con estas varas, amigo, 340
miden entre peregil,
morcillas y longanizas
de las más lindas que vi.
CURA. ¡Echalde el agua benidta!
ALCALDE. Todos habéis de morir. 345
¡¿A una bruja tan honrada,
decí, os atrevéis ansi?!
¡Morí todos!
REGIDOR 1º. El Demonio
se le ha entrado, que es sotil.
CURA. ¡Yo te conjuro, Satán! 350
¡Vade retro, Satalín!
ALCALDE. ¡Ah, perros!
REGIDOR 2º. ¡Ay, que me ha muerto!
¡San Cosme, San Antolín!
Huid y dejalde
30
todos.
ALCALDE. Yo
31
ansí os pienso seguir, 355
Haga meneos de bailar:
que de viga en viga,
que de fin en fin,
30
Como en los casos anteriores mantengo las metátesis ‘dejalde/dejadle’ típicas como vulgarismos.
31
El impreso trae: Y ansí, lo que hace un verso incorrecto que obligaría a un hiato insólito. Enmiendo
conjeturando una pérdida de ‘o’ por parte del oficial de caja.
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cantando, las brujas
hemos de vivir. 359
Éntralos aporreándolos el Alcalde a todos y se da fin al entremés.