Introducción
Las últimas décadas del siglo XX representaron para España los años de la Transición, una época llena de cambios sociales, políticos y económicos que permitieron la construcción de una nueva realidad para la sociedad española, llena de oportunidades (). Pero también representaron una de las mayores crisis sociosanitarias hasta la fecha, el consumo de heroína y otras sustancias puso en jaque las políticas sociales, el sistema de salud pública y la misión de la educación (). Las consecuencias de este consumo fueron múltiples y variadas, tanto para las personas consumidoras como para el entorno. Así, la ausencia de medidas y de profesionales formados/as para atender a las necesidades existentes provocaron que las primeras actuaciones fuesen iniciadas por las propias familias y seres queridos de las personas afectadas ().
Ante esta situación, emergió el Plan Nacional sobre Drogas (PNSD) del , que trazó las líneas de acción clave para poder responder de manera integral a la problemática patente. En el PNSD, la prevención se posicionó como la primera línea, y se señalaba como actividades prioritarias a desarrollar aquellas centradas en la educación para la salud en el entorno escolar, siendo los/as educadores/as y los/as profesionales especializados/as, los/as agentes encargados/as de su desarrollo. Para el correcto funcionamiento de estas y otras intervenciones, en el subapartado de formación de personal de este mismo plan se afirmaba que era relevante “asegurar la correcta formación en drogodependencias de los estudiantes universitarios de profesiones relacionadas con este tema (especialmente sanitarios, sociólogos, psicólogos, educadores, trabajadores sociales y profesionales del derecho)” (), aunque algunos/as investigadores/as dejaron patente que esta formación se mantuvo, a lo largo de los años, ajena a los/as futuros/as profesionales de la educación ().
Años más tarde, en 1991, se publica el Libro Blanco del Título de Grado en Pedagogía y Educación Social, que recogía entre sus páginas la naturaleza de los estudios de Educación Social, definiéndolo como un ámbito profesional cuya función es lograr la socialización plena de todas las personas con las que se interviene, centrándose esta acción socioeducativa en distintos ámbitos de actuación (). Concretamente, el Libro Blanco los divide en un total de 6 ámbitos, denominándose uno de ellos “Marginación, drogodependencia y exclusión social” (). Hoy en día, el Consejo General de Colegios de Educadoras y Educadores Sociales () o el Colexio de Educadoras e Educadores Sociais de Galicia () amplían dicho ámbito, abarcando al resto de adicciones y no solo a las drogodependencias. De acuerdo con la afirmación defendida por la , la Educación Social debe responder plenamente a las demandas de la sociedad actual. En este sentido, las universidades deberían encaminar sus planes de estudio acorde a los imperativos sociales, adaptándolos a la actualidad (), y aproximando las adicciones al estudiantado conforme a la realidad cambiante.
El trabajo en adicciones desde la Educación Social es escasamente visibilizado, debido a la dominancia de un modelo de actuación que perpetúa un paradigma clínico y biológico reduccionista (). La comprensión del proceso adictivo debe superar la mirada de la enfermedad (), que busca remedios rápidos, para comenzar a intervenir de manera integral, atendiendo a todos los aspectos que conforman dicho proceso: psicológicos, biológicos e, indudablemente, educativos, sociales y culturales (; ). Distintos/as autores/as han defendido a lo largo de estas décadas la pertinencia de la Educación Social en este ámbito (, ; ) y, de hecho, así se ha demostrado en las plantillas de trabajo de las entidades que se dedican a la intervención en adicciones () o el papel de estos/as profesionales en la acción preventiva (). Sin embargo, este modelo clínico dominante ha impregnado el quehacer y la formación, tanto inicial como continua, del estudiantado y de los/as profesionales en activo. En esta línea, se considera interesante conocer si la formación inicial que reciben los/as futuros/as educadores/as sociales, agentes clave para el desarrollo de una posible mirada más integral, se encuentra limitada a esta perspectiva.
A pesar de la necesidad evidente de responder a los imperativos sociales, lo cierto es que la formación en adicciones ocupa un lugar secundario tanto en los planes de estudio (), como en las preocupaciones por parte de la sociedad española. Así lo indicaba el Barómetro de diciembre 2024 del , que recoge las principales inquietudes sociales, donde solo un 0.2% de la población alude a las drogas, obviándose otras conductas adictivas. Resulta inquietante comprobar la ausencia de preocupación social que hoy en día existe en torno al consumo de sustancias, como si esta cuestión que tan lejana parece a los ojos de la actualidad se hubiese resuelto permanentemente tras aquellos lacerantes años ().
No obstante, las encuestas desarrolladas por el Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones (OEDA) continúan ofreciendo una radiografía del consumo que se desarrolla en España, cuyos datos no son muy alentadores. En cuanto a la encuesta EDADES (), observamos que el consumo de sustancias alguna vez en la vida ha aumentado en la gran mayoría de drogas, preocupando principalmente el incremento en el consumo de cannabis y de hipnosedantes, que no ha cesado desde los últimos años. La encuesta ESTUDES (), por otro lado, informa de la leve disminución en la edad de inicio en lo que respecta al uso de alcohol, así como del aumento en su consumo y en el de hipnosedantes por parte de esta población, mostrando cómo las mismas tendencias se repiten también en la juventud (). El 90% de las personas encuestadas en EDADES piensa que el abordaje de esta cuestión desde los centros educativos es una medida fundamental para solventar el consumo y sus problemas asociados (). Una propuesta con la que concuerda el 95.9% del estudiantado participante en ESTUDES y que ya se implementa, pues el 85.4% afirma haber recibido información en su centro escolar sobre drogas legales (72.3%), ilegales (66.8%), el mal uso de las nuevas tecnologías (74.0%), las apuestas y el juego online (48.4%) (). Si bien se evidencia que la prevención es una pieza clave en el abordaje de las adicciones (), es esencial que los/as profesionales que desarrollan estas actuaciones posean la formación necesaria para que su acción preventiva esté fundamentada ().
Puede extraerse, de todo lo anterior, la necesidad de responder a los cambios vigentes y de formar a los/as profesionales de la Educación Social para los mismos. Las adicciones sin sustancia están generando nuevas incógnitas y suponiendo todo un reto pues, a pesar de que muchas de estas problemáticas causan controversia por no estar incluidas en los manuales de diagnóstico (; ), su repercusión no es menos grave en el bienestar de la ciudadanía (). De hecho, el uso problemático de Internet está siendo foco de preocupación últimamente para familias y profesionales de la educación, que observan cómo sus consecuencias están afectando sobre todo a la juventud (). El corrobora este panorama, pues se estima que el 3.7% de la población general ha realizado un uso abusivo de Internet, aumentando este porcentaje al 20.5% en la población escolar. No es de extrañar, por tanto, que la actual Estrategia Nacional sobre Adicciones 2017-2024 incluya entre sus objetivos el “actualizar los programas de formación dirigidos a los profesionales de la prevención y atención a las drogodependencias y adicciones, y demás agentes sociales implicados, incluyendo la formación específica en adicciones comportamentales (...)” (), y que este sea probablemente un desafío que se mantenga en las siguientes ediciones. Ante la aparición de este desconocido escenario, es relevante identificar si la formación inicial en adicciones del estudiantado de Educación Social aborda todo el espectro de conductas adictivas.
El análisis de todas estas cuestiones es, en este preciso momento, de gran pertinencia, pues recientemente se aprobó el , por el que se establecía la organización de las enseñanzas universitarias y del procedimiento de aseguramiento de su calidad, que movilizó a las distintas Facultades de Educación del territorio nacional a reflexionar sobre la formación inicial de los grados de educación (). De hecho, este momento de cambio protagonizó la XIX Asamblea Nacional de la Conferencia de Decanos y Decanas de Educación, donde los distintos decanatos de educación de España se congregaron para repensar y arrancar un proceso de reforma de los planes de estudio y Libros Blancos de los grados, entre ellos el de Educación Social ().
Así, aprovechando las posibilidades de revisión de los planes de estudio, este artículo pretende ofrecer una radiografía detallada de la formación inicial sobre adicciones que recibe el estudiantado del Grado de Educación Social de las universidades públicas españolas. Para ello, se plantearon los siguientes objetivos específicos:
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Analizar el peso que tiene la formación en adicciones en el Grado en Educación Social identificando, en los distintos planes de estudio de las universidades públicas españolas, las asignaturas que abordan este contenido, el carácter obligatorio u optativo de las mismas, el número de créditos asociados y el curso en el que se desarrollan.
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Identificar qué áreas de conocimiento son las encargadas de impartir la docencia de las materias que tienen como eje las adicciones.
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Analizar las guías docentes de las materias del Grado en Educación Social que abordan la formación en adicciones poniendo el foco en los contenidos que se señalan, su estructura y la bibliografía básica.
Método
Para la consecución de los objetivos se planteó, desde una metodología cualitativa apoyada en métodos mixtos (cuantitativos y cualitativos), un análisis de contenido que consiste en la descripción objetiva y sistemática de información, su análisis y posterior interpretación ().
Para ello, se realizó un análisis de los planes de estudio de las universidades públicas españolas en las que se imparte el Grado de Educación Social, con el fin de identificar las materias destinadas específicamente a cubrir contenidos sobre adicciones y aquellas que incluyen dicha temática en alguno de sus bloques de contenido.
Proceso de selección y exclusión
El proceso de selección partió de una primera fase en la que se identificaron todas las universidades públicas españolas tras examinar la Estadística de Universidades, Centros y Titulaciones (EUCT) del , un total de 50 universidades. Seguidamente, se analizaron y seleccionaron aquellas que ofertasen el Grado de Educación Social o un Doble Grado de este (n = 30) para, a continuación, revisar los planes de estudio e identificar las asignaturas en las que se imparte de manera específica contenidos sobre adicciones, así como aquellas otras que incluyen dicha temática en alguno de sus bloques de contenido. Para la selección de las asignaturas específicas, se recolectaron todas las materias en cuyo título apareciese algún concepto clave relacionado con las adicciones, concretamente: «adicción», «drogodependencia», «drogas» y/o «conductas adictivas».
Para la elección de las materias que aludían a esta temática en algún bloque de contenido particular, se examinaron las guías docentes. Así, en primer lugar, se analizaron aquellas que su título insinuase una aproximación temática al ámbito de las adicciones, por ejemplo: «colectivos vulnerables», «riesgo», «salud», «consumo», «patología» o similares. Tras la selección por título, se revisó pormenorizadamente el bloque de contenidos de la guía docente de cada una de las materias, para evitar toda inconsistencia en su selección.
Es pertinente señalar que existen asignaturas que incluían en su título el concepto de «consumo» y que se descartaron, pues tras revisar los bloques de contenidos y la bibliografía, este término no se relacionaba con el tema que aquí se pretende examinar, sino que se enfocaba desde la perspectiva de la sociedad de consumo industrial y capitalista vigente. Además, se excluyeron aquellas materias que ofrecen una panorámica de todos los ámbitos de actuación de los/as educadores/as sociales, al entenderse que en ellas no existe profundización en la temática.
Análisis de datos
Para la identificación de las materias y su análisis, se descargaron las guías docentes a fecha de marzo de 2024 y se extrajeron los siguientes datos de cada una: denominación de la asignatura; universidad; facultad y campus; área de conocimiento; carácter; curso; créditos; año de la guía docente; contenidos; y bibliografía básica. Esta información se preparó y se presentó en documentos separados en un formato compatible con el software Atlas.ti 9.1.3.0, donde se realizó una categorización de las cuestiones anteriormente enumeradas empleando para ello códigos y grupos de códigos. Se entiende por código a los fragmentos de texto seleccionados que aluden a características concretas de las guías docentes (p. ej.: optativa) y, por grupos de códigos, a las categorías mayores que engloban códigos de temática semejante (p. ej.: carácter). En algunos casos, un mismo segmento se vinculó con más de un código, ya que por su significado podían pertenecer a más de una categoría.
Resultados
A continuación, se exponen los principales resultados tras el análisis realizado sobre los planes de estudio y las guías docentes de los Grados en Educación Social en las Universidades Públicas de España. Para ello, se organizan en diferentes subepígrafes que en su conjunto permiten obtener una radiografía detallada sobre la situación de la formación en relación con las adicciones que se imparte en España.
Identificación de materias que abordan directamente la formación en adicciones en el Grado en Educación Social
Recuperando lo expuesto en el apartado metodológico, en España existen un total de 50 universidades públicas compuestas por 162 campus y, de ellos, 33 ofertan el Grado de Educación Social o un Doble Grado que incluye la titulación objeto de estudio. A partir de la revisión de los planes de estudio y tras el proceso de selección y exclusión de las asignaturas anteriormente enumerado, se obtuvieron las materias directamente relacionadas con la formación en adicciones (n = 16) y aquellas en las que se alude a dicha cuestión solamente en alguno de sus bloques de contenido (n = 9), sin que sea un eje vertebrador de la misma (Figura 1).
Para favorecer la comprensión e identificación de las materias seleccionadas y de los siguientes datos que se expondrán en los sucesivos apartados, se ha elaborado una tabla en la que se recoge la información básica de las 16 asignaturas que se encuentran directamente relacionadas (Tabla 1).
Por otro lado, de las nueve asignaturas que aluden a las adicciones, pero no como un eje central, la gran mayoría se corresponden con materias cuyo título hace referencia a la salud o, más concretamente, a la educación para la salud (n = 4; 44.4%). Otras, se centran en la intervención con población en riesgo de exclusión social, en general (n = 3; 33.3%). Y, finalmente, las asignaturas restantes se centran en los trastornos y perfiles psicológicos (n = 2).
Una panorámica de las áreas de conocimiento que imparten las materias en el Grado de Educación Social
Parece relevante, para mapear cómo se está abordando la formación en la temática, mostrar qué áreas tienen encomendadas la docencia de estas materias (nc= 16).
El área de conocimiento de Teoría e Historia de la Educación es la que se encarga de gran parte de las asignaturas directamente relacionadas (n = 9; 56.25%), siguiéndole el área de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico (n = 3; 18.75%) y de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación (n = 2; 12.5%). En el resto de las asignaturas directamente relacionadas, la gestión de la docencia deja de aglutinarse, dispersándose o siendo compartida por distintas áreas, prevaleciendo la tendencia a la rama de la Psicología: una se vincula con el área de Psicología Evolutiva y de la Educación y otra con Didáctica de las Ciencias Experimentales y Psicología Evolutiva y de la Educación.
Así, las materias que no tienen como eje las adicciones (n = 9) continúan con esta predisposición hacia áreas de conocimiento relacionadas con la Psicología: Psicología Evolutiva y de la Educación (n = 2), una asignatura perteneciente a Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico y otra a Psicología. Pero también se recogen algunas asignaturas cuya docencia es gestionada por áreas del conocimiento vinculadas con la educación: Didáctica y Organización Escolar (n = 2) y una con Teoría e Historia de la Educación. Aunque existen otras que se escapan de estos enfoques, habiendo una de Nutrición y Bromatología y otra de Sociología.
El papel de la materia en el plan de estudios: una optativa del último curso
El 81.25% de las asignaturas relacionadas directamente con la formación en adicciones (n = 16) son de carácter optativo, siendo el 18.75% restante de carácter obligatorio, acorde con la organización de los planes de estudio, al ser asignaturas que se encaminan hacia una especialización. Así pues, casi la totalidad de las mismas se cursan durante el último año del Grado (n = 11; 68.75%) y una minoría en el tercer curso (n = 3; 18.75%), destacándose una última materia que, por su carácter de optativa, puede cursarse o bien en tercero o en cuarto. En general, en cuanto al número de créditos de estas materias, la gran mayoría son de 6.0 ECTS (n = 13; 81.25%) y, en menor medida, de 3.0 ECTS (n = 2) y una de 4.5 ECTS.
Por otro lado, las materias que aluden a las adicciones únicamente en algún bloque de contenido (n = 9) repiten este mismo patrón. Las asignaturas son mayormente optativas (n = 6; 66.67%) aunque siguen existiendo algunas obligatorias (n = 3; 33.3%), el desarrollo de estas materias se concentra en los últimos dos cursos del Grado (n = 7; 77.8%), aunque dos se corresponden con el segundo año. Se destaca que todas son de 6.0 ECTS.
Profundizando en los contenidos: reducir las adicciones a la drogodependencia
Como se deja entrever en la Tabla 1, el nombre de las asignaturas explicita la fuerza que tiene el concepto de «drogodependencia» frente al término de «adicción». En este sentido, todas (n = 16) las asignaturas de formación en adicciones se centran, total o parcialmente, en la aproximación al consumo de sustancias y únicamente seis (37.5%) materias abordan también las adicciones comportamentales. Aun así, sorprende que en varias de las asignaturas cuyo título incluye las adicciones o conductas adictivas sus contenidos se limitan, nuevamente, a las drogas. Es pertinente destacar, por tanto, que este papel predominante y protagonista de la formación en sustancias relega a un plano secundario otras realidades.
Así, otros de los contenidos que se identifica en el 93.75% de las asignaturas son los antecedentes históricos y teóricos, donde se sitúa el marco sociocultural de referencia junto con los conceptos básicos para entender cómo se comprende el fenómeno de la adicción en nuestra contemporaneidad. Algunos de los elementos teóricos que más se repiten son los factores de riesgo y protección, con predominancia de los primeros, y los modelos y teorías de referencia, que pretenden identificar el proceso adictivo. Hay que destacar, de estos últimos, que son pocas las teorías que ofrecen una perspectiva educativa de las adicciones, explicitándose solo en una asignatura la aproximación de modelos de educación para la salud desde la Pedagogía.
En cuanto a los tipos de actuación, la formación en prevención es la que más aparece. Incluso, en algunas materias se profundiza en sus distintos ámbitos de actuación, pero en ninguna guía docente se explicita los niveles de prevención (universal, selectiva o indicada) y su adecuación. Se aborda, también, la intervención socioeducativa, la reinserción y la reducción de daños, aunque esta primera se reduce generalmente a la exposición de diversas estrategias y técnicas. En varias asignaturas, el concepto de intervención se intercambia por tratamiento, alejando la formación en adicciones de la perspectiva educativa. Por otro lado, en la gran parte de las materias (n = 12; 75%) se informa sobre programas y recursos, con un enfoque centrado en el consumo de sustancias y prevaleciendo el carácter preventivo.
Finalmente, llama la atención que no todas las asignaturas abordan de forma explícita, en la guía docente, el papel de los/as profesionales de la Educación Social en el ámbito de las adicciones. A pesar de ello, las que sí lo hacen se enfocan en las posibilidades y límites de esta figura o en sus funciones en los distintos tipos y ámbitos de actuación.
Respecto a los contenidos de las materias cuyo eje vertebrador no es la formación en adicciones, sorprende que se utilice más el genérico de «adicciones» y no «drogodependencias», rompiendo con el patrón anterior. Igualmente, el consumo de drogas y las propias sustancias aparecen más citadas que las adicciones comportamentales. En aquellas asignaturas que inciden en la tipología de actuación y los programas, se abordan nuevamente los relacionados con la prevención. Para finalizar, una de las asignaturas plantea el estigma social que sufren las personas que conviven con una adicción y, otra, alude a los trastornos relacionados con sustancias, evidenciándose en esta cómo se mantiene la tendencia a una formación clínica.
La bibliografía básica: una mirada basada en la Psicología y poco actualizada
Se presenta, a continuación, el análisis de la bibliografía básica de aquellas asignaturas directamente relacionadas con la formación en adicciones, atendiendo al campo disciplinar del que emergen los libros y artículos que componen esta sección y su año de publicación, lo que nos permite obtener una visión sobre cuáles son las bases en las que se asientan estas materias. Cabe destacar que dos materias no recogen en sus guías docentes dicha bibliografía.
Así, de un total de 176 referencias identificadas en todas las materias, 17 se han catalogado como «otras» (debido a que son páginas web o recursos audiovisuales), 14 son informes de organismos gubernamentales y tres legislaciones. Por la propia naturaleza de estas referencias, se decide excluirlas del análisis y desarrollar este con las 142 referencias restantes, conformadas por artículos, libros y capítulos de libros.
Atendiendo al año de publicación, podemos señalar que casi la totalidad de las mismas se concentran entre los tramos temporales de 2000-2004 (n = 24; 16.9%), 2005-2009 (n = 33; 23.24%) y 2010-2014 (n = 34; 23.94%), representando estos tramos el 64.08% de la literatura empleada. Por otro lado, una parte de las referencias es anterior al nuevo milenio (n = 18; 12.68%) y las restantes pertenecen a la última década (n = 33; 23.4%) (Figura 2).
En cuanto al análisis en relación con el campo disciplinar de las referencias (n = 142), la categorización de estas se ha decidido en base al área de conocimiento de los/as autores/as, así como a la información trasladada por el título de los libros y artículos, pues en algunas obras se explicitaba la perspectiva de las mismas (por ejemplo: «intervención socioeducativa», «...para psicólogos» o «...desde la educación social»). Así, prevalecen las referencias que provienen de la Psicología (n = 69; 48.59%) ante las educativas (n = 62; 43.66%) y de otras ramas (n = 11; 7.75%). No obstante, de las educativas, el 29.03% son referencias que aluden específicamente a la Educación Social. Se considera relevante destacar, en el contexto del artículo, que, de las 16 referencias más actuales, 11 de ellas provienen del campo educativo.
Discusión
Este artículo buscaba ofrecer una radiografía de la formación inicial sobre adicciones que recibe el estudiantado del Grado de Educación Social de las universidades públicas españolas. Concretamente, se analizaron las materias que abordaban esta temática, sus datos generales, contenidos y bibliografía, profundizando en las perspectivas que las sustentan.
En primer lugar, cabe destacar que a pesar de que la formación en adicciones del estudiantado de Educación Social sea una cuestión demandada desde hace décadas (), esta especialidad se encuentra solo en 16 campus de un total de 33, es decir, menos de la mitad de las facultades que ofertan el Grado abordan esta formación. Así, el carácter de esta materia en los planes de estudio tiende a ser optativo y con frecuencia de 6.0 ECTS, acorde con otras asignaturas específicas que suelen cursarse en los últimos años del Grado. En cuanto a la denominación de las asignaturas, se ha observado que menos de la mitad incluyen el término de «adicciones», siendo más general emplear el concepto de «drogodependencias», una palabra que reduce únicamente a las sustancias un fenómeno que es más amplio y diverso, excluyendo lo comportamental. Quizás la elección de conceptos pudiera venir influenciada por la denominación y delimitación recogida en el Libro Blanco del Título de Grado en Pedagogía y Educación Social (), que centraba este ámbito exclusivamente en las sustancias y en las consecuencias de su consumo.
Profundizando en los contenidos expuestos en las guías docentes, se detecta de nuevo esta tendencia a focalizarse en las sustancias, evidenciando que estos no se están adecuando a las necesidades de una sociedad que se encuentra en constante transformación (), en la que la prevalencia de las conductas adictivas se encuentra en alza y supone nuevas incógnitas (; ), sobre todo aquellas que se desarrollan también en los espacios digitales (; ). No obstante, cabe señalar, que la tipología de actuación que goza de mayor presencia en los contenidos es la prevención, un hecho esperable, al ser esta una vía de afrontamiento clave desde el ámbito educativo y cuyo potencial protector es imprescindible ante las nuevas caras de la adicción (). Es destacable apuntar, también, que no todas las asignaturas abordan las funciones específicas del/a educador/a social en este ámbito de actuación, detectándose una laguna en la formación inicial ante una probable salida laboral (; ). Asimismo, en relación con el enfoque en el que se fundamentan los propios contenidos, prepondera una perspectiva psicológica correspondiente con el modelo clínico dominante (), al identificarse, con frecuencia, términos como «tratamiento», «terapia» o la abundancia de modelos psicológicos ().
En cuanto al área encargada de impartir la docencia, nuevamente se muestra que un número reseñable de estas asignaturas es gestionado por áreas relacionadas con la Psicología, aunque otra gran parte de ellas están al cargo de Teoría e Historia de la Educación y de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación. Esta tendencia, se vuelve a encontrar cuando se analiza la bibliografía básica de las materias que abordan las adicciones, pues casi la mitad son del campo de la Psicología, si bien es cierto que las referencias más recientes parten de una perspectiva educativa y, en múltiples ocasiones, se aborda la temática desde el campo de la Educación Social. Este avance, puede estar quizás relacionado con la constante reclamación y defensa en los últimos años de los/as profesionales de la Educación Social en este ámbito de actuación (, ; ; ), lo que deriva en un aumento de publicaciones desde estas otras miradas tan pertinentes.
Así, todo lo aquí expuesto proporciona una visión detallada y actual del estado del Grado de Educación Social en las universidades públicas españolas en relación a la formación sobre adicciones, la cual revela la poca presencia de la misma en este Grado y pone de manifiesto la necesidad de reivindicarla, ya no solo porque es un ámbito de actuación más de los/as educadores/as sociales (), sino porque es menester prepararlos/as ante los nuevos escenarios que se ciernen sobre el ámbito de las adicciones (; ), donde las conductas adictivas se están reinventado y camuflando en una sociedad digital y en constante cambio ().
Se vuelve conveniente, por tanto, no solo aumentar la formación inicial en esta línea, si no también refinar sus contenidos hacia el estudio global –y no parcelado– de las adicciones, ajustar conceptualmente los términos alejados de la realidad profesional de los/as educadores/as sociales, ahondar en las funciones de este perfil en el campo y profundizar tanto en los tipos de prevención como de intervención que en el trabajo en adicciones se desarrolla.
Se espera que la radiografía realizada en este artículo represente una fuente de información primordial para tener en cuenta en este momento crucial de revisión y actualización de los planes de estudio que están movilizando las Facultades de Educación del territorio nacional (), así como que sea un punto de reflexión para orientar las guías docentes de estas y otras materias que aborden esta temática. Esta reformulación de los planes de estudio podría facilitar la formación en adicciones desde la Educación Social, posibilitando que sus futuros/as profesionales respondan a las demandas reales de un ámbito de actuación clave, cuestiones ya reclamadas por hace hoy algo más de una década.
Se considera necesario destacar que este artículo presenta limitaciones, como que únicamente se han analizado los planes de estudio del Grado de Educación Social de las universidades públicas españolas, y que la profundización que se ha realizado sobre las asignaturas también se encuentra limitada al desglose de los contenidos y su nivel de concreción en las guías docentes.
Como futuras líneas de investigación, se valora seguir profundizando en la formación de los/as profesionales de la Educación Social en el ámbito de las adicciones, poniendo el foco también en la formación continua de estos/as agentes socioeducativos/as en activo. Además, se pretende seguir investigando sobre las adicciones comportamentales y cómo la Educación Social puede –y debe– responder a estas demandas de la sociedad contemporánea, incentivando el desarrollo de experiencias, la realización de investigaciones y su difusión. En última instancia, se quiere poner a disposición de la comunidad tanto conocimientos como recursos que apoyen la práctica y la formación profesional.
Por último, los resultados de este trabajo no buscan descartar el valor de la Psicología, una ciencia con gran recorrido y contribución en el ámbito y estudio de las adicciones, sino reclamar la pertinencia de la Educación Social en el mismo, pues es incuestionable que la única manera de abordar este fenómeno diverso y multidimensional es conformando equipos multidisciplinares, donde los distintos perfiles dialoguen y colaboren conjuntamente a favor de una causa.
Financiación
Este trabajo se ha desarrollado gracias a la financiación recibida por el contrato de la autora Carolina Rodríguez González en el Programa de ayudas a la etapa predoctoral (ED481A-2025-40) de la Consellería de Cultura, Educación e Universidade (Xunta de Galicia).
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